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Anielka Gelemur: el saber de la viva emoción

Da gusto encontrar personas que tengan erudición, conocimientos discernidos, nobleza de carácter y enorme emprendimiento en labores múltiples. Es el caso de Anielka Gelemur, profesional argentina establecida en Colombia desde 1966, descendiente de europeos, con herencia en destrezas de variadas disciplinas intelectuales, artísticas y manuales, con creatividad en bordados y tejidos, además de las artes culinarias. Académica formada en la música, pianista de excelencia, con profesión de antropóloga y PhD en Ciencias Etnográficas, obtenido en la Universidad Humboldt de Berlín. Entrada en años, está con plenitud de sabiduría, memoria feliz y continuo trabajo en la investigación sobre temas indígenas. Desposada en Buenos Aires con Guillermo Rendón, músico-compositor colombiano, de igual modo PhD en la misma disciplina. Ella es la documentalista principal en las investigaciones y obras que adelantan ambos desde temprano en la vida.

 No deja de tener iniciativas de proyectos que van sacando a flote, así las dificultades sean mayores. Gestiones perseverantes de apoyo, con publicación de libros que testimonian los resultados de sus investigaciones. Alrededor de 20 años han trabajado sobre regiones del municipio de Riosucio, primero con investigación de diez petroglifos, identificados como de las culturas Umbra, Chamí y Picará, que recogieron en calcos y que llevaron a la interpretación para descifrar aspectos de las culturas de esa manera testimoniadas. El resultado, un libro: “Samoga – Enigma y desciframiento” (1998). Obra meticulosa en la descripción de labor en el campo, con la agradable crónica de los recorridos, las ubicaciones geográficas, la reproducción de los petroglifos y la interpretación científica de ellos.

En 2016 publicaron libro (“El misterio del Kirma – Los Quimbaya hoy”) con resultado de investigación en zona de Riosucio, al descubrir la condición de la comunidad Kumba como heredera directa de los Quimbaya, con elementos esenciales que confirman esa continuidad: el sistema numérico, el calendario y la lengua, entre otros. La obra separa las escrituras de los dos autores. Anielka se ocupa de describir los nueve períodos lunares y los cuatro ciclos relacionados con el plenilunio (noches sagradas), que tienen en cuenta lo biodiverso del hábitat y la tradición mítica de poderes astrales, con la diosa Luna reguladora del tiempo en las diferentes tareas de la comunidad. Como detalle especial refiere el “Poporo Quimbaya” (colección Museo del Oro, Bogotá) en su condición de medidor del tiempo, representado en las cuatro esferas de la parte superior, que simbolizan las cuatro noches sagradas coincidentes con el plenilunio de la última noche de los cuatro ciclos lunares. Resalta la manera como los Kumba-Quimbaya practican la “introspección” con el propósito de mejorar sus vidas y de alcanzar objetivos comunitarios.

Hace inventario con amplitud de los productos naturales en la dieta de los Quimbaya y de sus faenas culinarias. Estudia la existencia del “Consejo de Sabios” en los Kumba-Quimbaya, que ejerce la justicia para la regulación de los modos de vida y de los ritos ancestrales, con métodos de alcanzar unidad entre la racionalidad y los sentimientos hacia el alcance de conocimientos en un ambiente de paz.

En el libro: “Ciencia y Humanismo – ¡50 años de la Revista Aleph!” (2016), Anielka escribió ensayo para desentrañar el origen de Humanismo europeo en cinco baluartes del pensamiento y la acción reformadora: John Wiclif, Petrarca, Paracelso, Jerónimo de Praga y Juan Hus, quienes desplegaron su labor en defensa de la “lengua madre”, a costa de sus propias vidas.

La Revista Aleph ha publicado escritos de Anielka: “Samoga, la roca viviente” (en colaboración con G. Rendón), con la interpretación de figura del jaguar, o “tasime”, en fragmento de roca con grabados relacionados con mitos Umbra y Embera, con implicaciones en lo ético y en los desarrollos de arte y lenguaje; “Jinopotabar, un mito chamí” que se ocupa de una parte del gran petroglifo “La madre del agua”, en bloque andesítico, descubierto en el corregimiento de Bonafont (Riosucio), donde se representa la confrontación de Jinopotabar y un mono aullador, en presencia de un venado y un ave que se alimentan de un árbol que al arquearse da origen al hombre-árbol, con la Luna encima de la cabeza del primero.  Y “Jaromir Uždil, educador por el arte”, acerca de la obra de esa eminente personalidad checa, profesor de la Escuela Superior de Bellas Artes en Praga (1915-2006), especialista en educación por el arte, con testimonios de encuentros en esa ciudad maravillosa. Asimismo, se publicó la traducción del francés que hizo Anielka del ensayo “El arte y la educación” del profesor Uždil.

Esta pareja de científicos-artistas-humanistas es de singularidades con capacidad de trabajo en común, pero cada uno tiene su personalidad propia. Anielka es explícita, de fluida palabra, con memoria a flor de labio y conexiones históricas y culturales oportunas, escribe al vuelo con bella letra de rasgos dominantes, reflejo de su personalidad; severa en momentos, y de fina diplomacia en otros. Guillermo es pausado, reflexivo y mide las palabras cuando expone, de letra firme con arabescos en ciertos caracteres. Hasta en el porte físico marcan sus diferencias.

 

[“La Patria”, domingo 08.I.2017;  p. 18]

 

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